Crédito: Alirio Güiza
“Los Países Bajos son mucho
más que el color naranja, que los clásicos molinos de viento, que los coloridos
tulipanes, que el queso amarillo y la sabrosa leche”, recordó el embajador Robert Van
Embden.
Giancarlo Mazzanti y Jacob Van Rijs son los dos
arquitectos que trabajaron en la construcción del pabellón del país invitado en
la Feria del Libro 2016, Holanda. Manejaron el concepto de temporalidad, funcionalidad del espacio y sistemas adaptativos. El diseño del lugar fue
pensado con el propósito de que se lograra transportar la idea un pueblo
tradicional holandés a Colombia. Lo que nació de allí fue una mezcla entre la arquitectura
holandesa y la colombiana, que combina los colores del país, las pequeñas casas
propias de los Países Bajos y un diseño modular utilizado con el propósito de
que, terminadas las dos semanas de la feria, pueda ser transportado y dividido
en distintos lugares estratégicos de Bogotá. Según el arquitecto colombiano “La
arquitectura desaparece de quien la piensa y se convierte en un elemento que se
le da a la comunidad”.
Desde que
se ingresa a Corferias es fácil ver a lo lejos una enorme figura anaranjada en
forma de una casa que dice “Hola Holanda, es literatura”: se trata del pabellón
del Reino de los Países Bajos. Al continuar el recorrido por el lugar, se
encuentra un pasillo que tiene plasmadas figuras cúbicas, fieles al estilo
modular planteado por Mazzanti y Van Rijs. El pabellón está fraccionado
en espacios divididos por colores, inspirados en la diversidad y el
colorido de Colombia. Las secciones están construidas con más de mil cajas de
madera, cada una con vivos colores dependiendo de la sección en la que se
encuentran ubicadas.
Todo ha
sido construido con material reutilizable. Cada pieza está diseñada con el
propósito de dejar la menor cantidad de espacio posible, aprovechando al máximo
cada metro y pensando en la sostenibilidad. “En vez de destruir un pabellón que ha
costado dinero luego de poco tiempo, quisimos que éste fuese reutilizado,
dándole larga vida y valor agregado para la ciudad”, afirma el socio fundador de
MVRDV, Jacob Van Rijs.
En
definitiva, la apuesta arquitectónica del Pabellón busca incentivar a los
visitantes a vivir Holanda a partir de conceptos como la funcionalidad, la
economía y la adaptabilidad. Como afirma el embajador holandés Robert van
Embden “mi deseo es que cada colombiano que visite nuestro pabellón haga un
viaje a los Países Bajos y que lo guarde para siempre en su memoria”.
Por Estefanía Guzmán Andrade
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